Las Redes de Género son un conjunto de personas interrelacionadas entre sí que pertenecen a centros y unidades del IPN de diversas zonas geográficas de la República Mexicana y desempeñan diversas acciones con la finalidad de contribuir en la integración del enfoque de género en el quehacer institucional. Precisan un papel fundamental en esta casa de estudios, toda vez que favorecen una cultura de igualdad y buen trato en los espacios educativos y laborales a través de actividades de sensibilización, capacitación, difusión y promoción.
Si bien las Redes de Género se propusieron desde el año 2012 por la Unidad Politécnica de Gestión con Perspectiva de Género (UPGPG) como una estrategia de impacto para la comunidad politécnica, han sido sus coordinaciones e integrantes –estudiantes, docentes, personal directivo y personal administrativo– quienes las confeccionan a partir de su propia realidad, convirtiéndose en aquellos espacios de coincidencia que requiere la Unidad para reforzar metas, compartir experiencias, exponer nuevas oportunidades de aprendizaje y abrir canales de comunicación.
Contribuir con la Unidad Politécnica de Gestión con Perspectiva de Género (UPGPG) en la integración del enfoque de género en el quehacer cotidiano del Instituto Politécnico Nacional, así como a las estrategias de seguimiento e impacto en la comunidad politécnica.
La Unidad promueve la operación de las Redes y éstas, a su vez, la participación de sus estudiantes y trabajadores/as, de tal manera que sus logros permiten, en gran medida, responder a programas institucionales como a compromisos nacionales e internacionales en materia de igualdad, no violencia y no discriminación.
Algunas de sus funciones principales son:
La UPGPG ha diseñado el Violentómetro, un material gráfico y didáctico en forma de regla que consiste en visualizar las diferentes manifestaciones de violencia que se encuentran ocultas en la vida cotidiana y que muchas veces se confunden o desconocen. Es una herramienta útil que permite estar alerta, capacitado/a y atento/a para detectar y atender este tipo de prácticas y no solamente es de gran beneficio para las instituciones educativas, sino también para los ámbitos familiar y laboral. Se divide en tres escalas o niveles de diferentes colores y, a cada uno, una situación de alerta o foco rojo. Las manifestaciones de violencia que se muestran en el material no son necesariamente consecutivas, sino que pueden ser experimentadas de manera intercalada.
La responsabilidad de las instituciones educativas, en tanto espacios de formación, es fundamental y trascendental en la consolidación de la igualdad sustantiva como horizonte de posibilidad de un nuevo proyecto civilizatorio. Sobre todo, y gracias a los esfuerzos de activistas y académicas feministas, es a finales del siglo pasado a través de la denominada “transversalidad de la perspectiva de género” que las políticas sectoriales en materia de educación, y las escuelas en particular, despliegan diversas estrategias para impulsar los avances de las mujeres y apostar a la conformación de sujetos de la educación con consciencia social cuyo potencial transformador permita erradicar el machismo, la misoginia, y la homofobia entre otras desigualdades de género, producto del orden patriarcal. En este sentido, la dimensión curricular aparece como una oportunidad para la reflexión en términos de prácticas, formulaciones y apuestas institucionales que colocan a la pedagogía y a la educación en un lugar privilegiado para pensar “lo escolar” desde los feminismos y los estudios de género. En consecuencia, el Instituto Politécnico Nacional, como una institución comprometida con la innovación y transformación de la sociedad mexicana, invita a compartir un espacio en el que se ponga al centro de la reflexión el binomio género-curriculum como una alternativa hacia la igualdad.